Sacando el concepto para una portada

No necesitas ser escritor para saber cuándo un libro está mal escrito, y no necesitas ser diseñador para diferenciar entre una portada que capta tu atención desde el primer segundo y otra que te repele. Los escritores también somos capaces de notar la diferencia, pero no es tan fácil tener la idea en la mente como plasmarla sobre la hoja, ¿verdad?

Una portada es importante, muy importante, y no tan difícil. El problema es que nosotros, los escritores, los clientes de los diseñadores (o diseñadores en funciones a falta de dinero), nos lanzamos a la tarea con una idea errónea en mente. Pensamos que una portada es una sinopsis, algo que le diga a nuestro público de qué va la historia, cuáles son los puntos más importantes, por qué lo va a enganchar y, además, lo embellecemos con algún detalle jugoso. Error. La portada es un cebo. Un cebo destinado a que el lector se acerque, pinche o gire el tomo, y lea la sinopsis, donde está todo eso.

No encares la portada como un intento de resumir, sino como un intento de captar. Tú no coges peces con el mismo cebo con el que coges ocas, por muy cerca que estén las unas de las otras. Así que aquí tienes tu primer paso. ¿De qué clase de público pretendes llamar la atención?

Una vez lo sepas, enfoca tu portada a ese público. Si es a niños, pon algo colorido, sencillo, brillante, imaginativo. Si es a mujeres aficionadas a la aventura, insinúa un dragón, una espada, un paisaje preparado para ser explorado. Si es a hombres que quieren erotismo a punta pala, un cuerpo escultural estará bien.

Eso sí, ten en cuenta que con la portada te defines. Si pones a una niña con una caperuza roja y colores pasteles, estás dando a entender que la narración es simple, para niños de primaria. Si pones a una joven valiente con una caperuza y un cesto, encarando al lector y con sombras y luces muy definidas, incidiendo en el dramatismo y la fuerza, estás diciendo que es una narración cruda y una historia intensa. Si pones a una chica semidesnuda con caperuza roja, sonriendo con coquetería, estás diciendo que será una narración fresca y ligera, sin muchas pretensiones, con la única intención de entretener en los momentos en los que uno quiere ser entretenido en soledad (o en grupo. Para gustos lectores no hay nada escrito).

Piensa en lo que vendes y a quién se lo vende, y entonces crea tu portada.

Pero lo más importante de todo, y no me cansaré de repetirlo, es que no tienes que resumir tu historia en una sola imagen. Olvídate de intentar darle cara al protagonista (mozalbete buenorro) al tiempo que muestras el lugar donde se situarán los hechos (pueblito de Japón), la época histórica (1800), el oficio del coprotagonista (cazafantasma) y el género de la historia (ciencia ficción), porque lo único que harás será un collage muy confuso y que difícilmente será de buen gusto.

Céntrate en una idea, una sola idea. ¿Qué es lo que define a tu público? ¿Buscas a los que leen ciencia ficción? ¿Buscas a los que les interesa todo lo relacionado con los fantamas? ¿A los apasionados de Japón? ¿Los que se leerían cualquier cosa emplazado en el siglo diecinueve? ¿O los que les basta con que el prota sea un jovencito buenorro?

Que no te de vergüenza. Si tu punto fuerte es que el prota está buenorro, tira de eso. Es tu historia, y si es así, así será la portada.

El próximo día os voy a dar un par de consejos para crear la portada. No sé si preferís que os comente un par de puntos o que os haga un tutorial visual, paso a paso. Lo dejo a vuestra elección, pero si decidís lo segundo, id buscando una imagen que pueda llamar la atención de vuestro público objetivo. Si no estáis seguros de si funcionará o no, elegid varias y ya os decantaréis por unas u otras durante la edición.